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Horacio Agola
Héctor Becerini Natalio Marengo
Pintor italo-argentino
El pintor que
exalta los colores de Mar del Plata
Horacio Agola se integra
a la Argentina en la primera década del post guerra, desde Sicilia, tierra donde
nació. De ésta trajo la herencia del color, de la mirada hacia el mar. Con suma
dedicación y constancia durante toda su vida ha reflejado en el lienzo el amor
por Mar del Plata, su puerto pesquero y de sus esforzados hombres y entornos.
Agola es un pintor único,
espontáneo. Improvisa. Sus colores se manifiestan con vigor, contrastantes y
luminosos, mientras su genio desarrolla el tema y define el cuadro.
Su currículum vítae,
demasiado largo y aburrido para que usted lo lea. Lo importante es que sus
obras, que cualquiera entiende, cuelguen de miles y miles de paredes de humildes
hogares o grandes residencias de nuestro País y del exterior. Los cuadros de
Agola son para alegrar y dar vida a los ambientes, para mirarlos y disfrutar de
la vibrante paleta.
Obras 2016/2017
Sitio oficial de Horacio Agola
Obras 2012
Obras 2012 - 2013
La nostalgia de Horacio
Publicado en el Diario La Capital de Mar del Plata
Domingo 20 de junio de 1999
Nostalgia, dice el diccionario, es un deseo intenso, doloroso de
volver al lugar querido. Esa sensación es más intensa si el
lugar querido se deja en la adolescencia. Y se agudiza mucho más
si como ocurrió en mi caso, se llega a la Argentina, en una
ciudad como Rosario, que en los años ‘50 estaba llena de
italianos. Por todas partes se hablaba italiano, se cantaba en
italiano, se comía en italiano, se vestía en italiano.
Éramos los tanos de la pizza, del neorrealismo, de la Ferrari y
la Maserati, de los mocasines, del "bel canto", de la posguerra.
Junto con los gallegos, los turcos, los judíos... componíamos
ese mosaico de razas que traían sus costumbres, sus vicios y sus
virtudes", y su nostalgia, mientras De Sica, Rossellini, Fellini,
Visconti, Antonioni inundaban las pantallas de los cines con los
Alberto Sordi, Totó, Vittorio Gassman, Ugo Tognazzi.
Mientras los tanos, que se habían quedado, empezaban a
reconstruir esa Italia destruida por la guerra, nosotros, aquí
en los distintos rincones de esta tierra acogedora, nos lamíamos
las heridas que nos provocaba el haber dejado los afectos, los
olores quizá para siempre .
La integración a un nuevo ambiente cálido y afectuoso hacía
menos doloroso el desgarramiento, pero a cada acorde de ese
repetido ‘O sole mio’, los latidos del corazón aumentaban vertiginosamente...
y esos acordes napolitanos humedecían los ojos de romanos, sicilianos,
genoveses.
Los argentinos, en su gran mayoría: con apellidos italianos, españoles,
turcos... nos miraban, tratando de entender a estos recién
llegados, llenos de nostalgia.
A pesar de toda su buena voluntad, no podían y no pueden aún hoy,
entender ese sentimiento.
Y es lógico que así sea. Porque tampoco lo entienden los italianos
que hoy, como turistas o funcionarios vienen por quince días a
la Argentina. Somos nosotros quienes después de 40
o
50 años de
ausencia, los recibimos, los agasajamos... los cansamos con nuestra
nostalgia por esa Italia que ellos no extrañan porque nunca
tuvieron que dejarla. Creo que nos miran como simpáticos
dinosaurios.
Nostalgia es sorprenderse tarareando una vieja melodía italiana
de la infancia entre bocinazos y ruidos callejeros, mezclados
con ensordecedoras disonancias de "hits" norteamericanos que
inundan todos los rincones de esta ciudad.
Nostalgia es revivir imágenes de aquellos pueblitos a orillas
del Mediterráneo, mientras se hacen piruetas entre los cruces de
autos para alcanzar la otra vereda.
Quizás como autodefensa, uno logra que esta sensación no sea
permanente. Como todos los habitantes de este país, uno vive la
problemática de la vida cotidiana argentina pero de pronto, ese
chip travieso se activa. Apoyado en la ventanilla de un
colectivo... uno se va..., más rápido que el Concord cruza el
océano... y entra en el túnel del tiempo. . .
Camina con los pantaloncitos cortos por esas tortuosas
callejuelas del pueblito. Delante de la fachada de la catedral
vuelve a sentir ese temblor infantil que sintió cuando tomó la
primera comunión entre cánticos en latín y campanazos tocando a
fiesta.
Sobre un sombrío telón de fondo hombres y mujeres vestidos de
negro se desplazan en una extraña danza.Y
mientras tanto desfilan los chalets de Los Troncos y el
ómnibus enfila por la calle Alem. A la izquierda está la Base
Naval. Y ese mar... bravío que, como el toro en la arena,
arremete día y noche contra las escolleras.
Y como en un collage alucinante se mezclan las imágenes de los
días pasados en el otro mar, remando en una pequeña barca,
saltando sobre las rocas, comiendo cangrejos crudos, mientras el
ruido ensordecedor de los aviones enemigos estremece nuestro
pequeño refugio y los adultos, aterrorizados, hablan del Duce,
de Hitler... de la guerra...
Poco a poco los recuerdos se desvanecen y se retoma el contacto
con la realidad: la situación económica; el tiempo que amenaza
lluvia... me pasé unas cuadras... no importa, caminar hace bien.
Horacio Agola
Esta nota me
ha sido entregada hoy, en un encuentro con Horacio. Me hablaba
que tenía un inmensa gana de tomar una granita acompañada de un brioche, cosa que se acostumbraba hacer en Sicilia de mañana a
manera de desayuno, especialmente durante el verano.
Aquí la receta:
La granita de limón se
caracteriza por no tener una cantidad exacta de ingredientes:
varían según el gusto a limón y dulzura que se le quiera dar en
el resultado final. Optaremos entonces por una relación entre
ingredientes algo equilibrada, ni tan acida, ni tan dulce.
Granita de limón hecha en casa
Ingredientes: 250 ml de
jugo de limones de cultivo natural, 750 ml de agua, 300 gramos
de azúcar, cáscara de limón.
Preparación: en una
cacerolita de acero o esmaltada poner el agua y el azúcar y
dejar casi que rompa el hervor. Mientras tanto preparar el jugo
exprimiendo los limones necesarios y filtrar. Agregar al agua
azucarada con la ralladura de un limón. Pasar todo a un bol de
vidrio y llevar al freezer. Remover mediante cuchara o batir con
minipimer tres o cuatro veces durante las primeras cuatro o
cinco horas de enfriamiento. Ya debería estar lista para servir,
preferiblemente en copas con adorno de una rodajita de limón,
cascarita de limón, menta fresca o flor de azahar.
En el caso de consumirse
a media mañana o como merienda de la tarde bueno es acompañarla
con un brioche caliente (con tuppo…)
La granita puede
prepararse también a las almendras, al pistacho, al café, con
frutillas, de sandia, al chocolate, etc.
Mar del Plata, octubre de
2013
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Brioscia con tuppo (El brioche con
rodete)
Sicilia en verano, de mañana, ni tan
temprano, ni tan tarde, con un sol todavía tolerable. En los bares de las
viejas callecitas, el desayuno obligatorio ya no es un expreso, sí una
granita al limón, al caffé, alla nocciola acompañada de un brioche con tuppo,
un bollo ya con título de especialidad siciliana, mejor si apenas salido del
horno, con su perfume inconfundible que despierta al instante el apetito.
Quien ha vivido estos momentos de joven allá, habitué del barcito del
barrio, los domingos especialmente, queda atrapado en la nostalgia; como
nuestro querido Horacio.
La Brioscia con
tuppo
Ingredientes para 8/10 brioches:
600 gramos de harina 000 (en Argentina), 5 gramos de levadura de cerveza
seca, cáscara rallada de una naranja, 2 huevos más una yema, media
cápsula de azafrán en polvo, 200 ml de leche entera, 100 gramos de
mantecas cortada en cubo y ambientada, 100 gramos de azúcar, 15 gramos
de miel, 10 gramos de sal fina. A parte: aceite de oliva, 1 huevo.
Procedimiento
Empaste y primer levado: poner en el
bol de una batidora armada con gancho, la harina tamizada, la levadura y
la cáscara de naranja rallada. Empezar a mezclar y agregar la sal fina.
Entibiar la leche y disolver en ella
el azúcar y el polvo de azafrán. Versar de a poco en el bol de la
amasadora en marcha. Luego la miel y los huevos y yema ligeramente
batidos, siempre de a poca cantidad. Continuar el amasado ya elástico se
enrosca al gancho. A este punto, incorporar la manteca, trocito a la vez
dándole el tiempo para que se homogenice al empaste, fase que lleva su
tiempito, unos 15 minutos.
Llevar la masa sobre la mesa de
trabajo ligeramente untada con aceite de oliva, darle forma de bollo
llevando los bordes para abajo e interiormente, rotándolo sobre si mismo
hasta verlo liso y listo para el levado.
En un recipiente de vidrio untado con
aceite, colocar el bollo y cubrir con película. Dejar levar en ambiente
cálido o dentro mismo del horno con luz encendida, si la hay, por unas 4
horas.
Segundo levado: El empaste debería
triplicar su volumen originario. Transferirlo sobre plano de trabajo
untado, estirarlo en forma de triángulo y doblar sus lados hacia el
interior empezando con el más largo. Dejar descansar media hora.
Retomar el bollo y dividirlo en 8 a 10
piezas, dándoles forma esférica. Con la mano puesta verticalmente sobre
el bollito, mover adelante y atrás crear algo así como un bolo de
bowling. Hacer un hueco en la parte más grande y desde abajo introducir
la parte pequeña para que aparezca arriba, ¡el tuppo!
Disponer los brioches sobre una fuente
amplia forrada con papel para horno y dejar levar en ambiente cálido
(ideal 28 °C) otras 2 horas. Pincelar la superficie de los brioches con
huevo batido y llevar a horno precalentado a 180 °C por unos 25 minutos.
Sacar del horno, entibiar y listo el
brioche para acompañar una granita o rellenarlo con helado y terminarlo
con ‘panna’, o sea crema de leche batida.
Influido por la modernidad, el
ingrediente harina que se emplea, está compuesto de la mitad de tipo
Manitoba de fuerza superior a W= 375 y la otra de harina floja. En Argentina
podemos sustituir aquella mezcla con harina del tipo 000 de buen origen.
Una receta
mágica de Horacio
Ensalada del pintor
- A este plato obligatoriamente hay que ponerle color...
Ingredientes
- 2 paltas a punto, 1 kilo de langostinos frescos y previamente
hervidos (como se venden en la pescadería), 1 atado de rabanitos muy
frescos, 100 gramos de aceitunas negras, 1 papa hervida bien firme,1
docenas de tomates cherry. Mayonesa, crema, vinagre de manzanas,
mostaza liviana, pimienta, sal, pimentón dulce de excelente calidad.
Opciones para agregar o sustituir dejando de base la palta: lonjas
de salmón rosado ahumado, pechuga de pollo hervida, champiñones,
pescado blanco hervido y tibio, etc.
Preparación
- Partir las paltas y sacar la pulpa de la cáscara con
la ayuda de una cuchara. Hacerles cortes iguales a lo largo sin
llegar a la punta. Acomodar en una fuente y aplastar delicadamente
con la palma de la mano formando un abanico. Limpiar los rabanitos y
cortar unos cuanto en rodajas finas y otros en mitades o formando
rositas. Descascarar la mitad de los langostinos dejando las
colitas; al resto córteles todo los bigotes y patitas. Descaroce las
aceitunas y córtelas al medio. Corte la papa en pequeños dados. Haga
una salsita más bien chirla con unos 150 gramos de mayonesa, dos
cucharaditas de vinagre, dos cucharaditas de mostaza, y dos o tres
cucharadas de crema de leche fresca, algo de sal y pimienta; mezcle
bien. Ahora con todo el poder de su imaginación y afición artística
disponga y componga con mucho colorido todos los ingredientes
condimentados con la salsita y de ésta poniendo el resto en una
salsera a disposición de los comensales.
Esta receta deja toda la libertad de expresar su
versatilidad pictórica sobre una fuente (soporte, tela) con un
motivo principal verde (palta), desarrollando manchas y colores
alrededor de él (paleta), para que al fin 'inescrupulosos'
comensales rompan la armoniosa creación, amén del aprecio que le
pueden tener a usted. Pero cuando la obra se hace con amor, con el
amor sincero , con el único verdadero: el amor a la comida, ¡todo
vale!
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Perfil del Horacio Agola
Sus comienzos
Estudia en Rosario en el Instituto de Bella Artes. En el ‘58 se traslada a Mar
del Plata, para siempre como su ciudad. Desde entonces vive para la pintura y
de la pintura. Su primera exposición personal la lleva a cabo en la sede de la
entonces agencia del Diario La Nación en la calle San Martín. En la época de
los transatlánticos expone a bordo del ‘Augustus’. Más de trescientas muestras
personales avalan su sólida trayectoria de artista.
Lugar de algunas de sus obras
En la Capital Federal
Galería Van Riel; Sal de Arte ‘Emilio Pettorutti’ de La Casa de la Provincia de
Buenos Aires; Fundación Banco de Boston; Galería de Arte de la Fundación
Cultural Pro-música; del Teatro Coliseo.
En el Interior
Hotel Los Pinos de Termas de Río Hondo; Jockey Club de la ciudad de La Plata;
Sala de Arte del Banco Social de Córdoba; Salón Dúo Cultural de Tandil.
En el Exterior
Isla de Capri y Bienal de Capo d’Orlando (Italia); Galería Venini de la ciudad
de San Pablo (Brasil); Play Boy de New Jersey (Estados Unidos).
En Mar del Plata
Rotary Club; Asociación Cristiana Femenina; Hermitage Hotel; Diario La Capital;
Banco Argentino Del Atlántico; Hotel Provincial; Delegación Municipal del
Puerto; Diario Clarín; Centro Cultural de G.ral Pueyrredón. Auspiciado por la
Unión Regional Siciliana Argentina.
Su
última muestra la realiza en la sede del Consulado de Italia en Mar del Plata en
Diciembre de 2002.
Desde hace más de una década sus obras están expuestas permanentemente en las
distinguidas y tradicionales confiterías Boston.
Extracto de La Terra dei Gattopardi,
artículo de Laura Anello.
CAPO D'ORLANDO. Sedeva
su una panca di marmo, Tomasi di Lampedusa, e guardava la sagoma dell'isola di
Salina che si stagliava contro il cielo. Non a caso, probabilmente, il suo eroe
del Gattopardo si chiamò principe di Salina, la più verde delle Eolie, quella
tante volte ammirata dal giardino della villa del suo cugino poeta, Lucio
Piccolo. Qui, sulle colline di Capo d'Orlando _ sembra la Liguria, tanto stretta
è la fascia costiera...Gli artisti venivano invitati a realizzare un quadro
ispirandosi a Capo d'Orlando. 'Era fantastico _ ricorda Tano Cuva, uno dei primi
organizzatori _ le strade erano piene di pittori con i loro cavalletti, e non
mancavano quelli alla caccia di scorci segreti'. Esauriti gli scorci possibili,
negli anni '70 la rassegna si allargò ai più diversi soggetti e con una pausa di
qualche anno _ vive ancora. Un fermento che ha arricchito la pinacoteca comunale
di più di 500 opere, firmate da Guttuso, Josè Ortega, Pietro Gallina, Horacio
Agola, e così via dicendo.
Agola: el pintor de la banquina.
Horacio Agola inaugura hoy su exposición
número 400 y como no podía ser de otra manera, nuestro puerto y la banquina son
los temas centrales de sus obras.
...No pudiendo dejar de lado los temas que
lo han distinguido a lo largo de toda su trayectoria, el puerto, la banquina y
el mar son los que unifican a sus obras.
Cuando al artista le preguntan por qué
recurre a esta temática responde:
Tengo una identificación total con este tema.
Es como algo que no puedo eludir. Además, ese rincón de esta ciudad tan bella me
subyuga. Tal como Quinquela no salió generalmente del entorno del Riachuelo, a
mí me da placer ir a la banquina en busca de inspiración para mis obras. Es un
idilio que tengo con el mar, no lo puedo negar ni tampoco reniego de esta
realidad. No me pasó con el río cuando viví nueve años en Rosario. Con aquellas
latitudes no sentía el mismo cariño que siento por Mar del Plata. Lo que pasa es
que esta ciudad es única, increíblemente bella, y me genera una corriente
continua para encontrar aquella imagen que luego plasmo en las telas. Este lugar
tiene una luz admirable, con sus grises profundos y melancólicos que acrecientan
la intensidad del color. Y una vez más menciono a Quinquela: él encontró sus
raíces en el Riachuelo, yo, siendo italiano de origen, lo encontré en la
banquina de Mar del Plata...
¿Pinta de memoria o toma apuntes para luego
hacer bocetos? ¿Cuál es su mecánica de trabajo?
Todo lo hago de memoria. Jamás hice un
boceto. Concurro con continuidad a ese lugar en distintos horarios, eso me
proporciona diferentes imágenes que se instalan en mi retina. Luego les doy
"escenografía" propia en mi cuadro. Traslado la realidad a mi ficción. ¿Qué
significa esto? Que lo que vi no lo respeto a ultranza, sino que tomo esos
elementos para luego utilizarlos de acuerdo a mi sensibilidad y ambientarlos
según lo que me dicte mi intelecto. Jamás tomé al sol como protagonista, pero
está a pleno con todas sus luces y sombras. Ese es otro matiz que vuelco en cada
cuadro.
Otros de los matices que sobresalen en sus
obras es que jamás hay un pescador en primer plano, es decir, como protagonista
de esa "escenografía" que usted menciona. ¿Por qué?
Para mí, el protagonismo lo tiene la banquina
en sí y en su totalidad como panorama. Además, todos los elementos que confluyen
en éste mágico, único y bellísimo lugar de Mar del Plata tienen su primacía.
Tanto los barcos, las grúas, el mar, el cielo, las luces y las sombras,
obviamente, junto a los hombres de mar, son clave para armonizar cada uno de mis
trabajos
Sintetizado
del Diario La Capital de Mar del Plata del 3 de Junio 2003
Héctor
Becerini
Pintor marinista argentino
El Puerto, además de representar un barrio de la ciudad de
Mar del Plata, es también un referente de la pesca argentina, del esforzado
pescador originario del sur de Italia, de buena comida tradicional
esencialmente de producto del mar. El panorama de sus dársenas es
sugestivo: pesqueros hasta en quíntuple andana, un pandemónium de cables,
palos, cajones sobre cubierta, pastecas, portones, redes, antenas. Entre
este caos se mueve la figura del trabajador, con botas y gorra, silencioso y
aplicado alguno, gritón y gesticulante otro. De aquí se expande con
fábricas, chicas o inmensas, nuevas y antiguas. Y entre ellas casas y
chalecitos, demoras de la gente del Puerto.
Héctor Becerini está anclado, desde los años setenta, en el
Puerto y entre su gente. Ha indagado su historia y pintado su esencia:
lanchas y hombres, y más allá del reparo portuario, la alta mar, las
amenazantes olas de la tempestad, la soberbia resistencia del medio con la
naturaleza.
Los motivos pastelistas de sus telas cuentan
serenamente navegaciones en mar abierto, maniobras en reducido espacio de
barquitos enfrentando un día de pesca, cielos y mar confundiendo el
horizonte con lanchitas en búsqueda del lugar donde echar el chinchorro.
Vea la Galería de cuadros de Becerini
Pulse la imagen con clic derecho y abra el vínculo en
un ventana nueva.
Héctor también, desde hace tiempo, es Director del Museo del
Hombre del Puerto Mar del Plata "Cleto Ciocchini", sito en el Complejo
Comercial.
Los últimos de Becerini
Pesca con nasas
Zona de pesca
Sicilia, Acitrezza, Puerto de pescadores.
La receta de Becerini:
Postas de
merluza con tomate -
A todo sabor.
-
Ingredientes: 1 merluza de dos kilos cortada en postas con
la espina central incluida y la dorsal y ventral eliminada. 4
dientes de ajo, vino blanco seco, media docena de tomates perita
frescos y maduros cortados en cubitos. Aceite de oliva, sal,
pimienta. 1 kilo de mejillones cocinado al vapor y desconchados,
aceitunas negra y alcaparras.
-
Preparación: En una sartén poner medio vaso de aceite de
oliva a calentar con los cuatro dientes de ajo machacados, unir
las postas y dorar de ambos lados. Salpimentar. Rociar con vino
y hacer evaporar. Agregar los tomates en cubitos sin semillas.
Cubrir la sartén con tapa y cocinar hasta que la parte central
de la espina se separa de la carne. Seguir con la pulpa de los
mejillones, las aceitunas negras y las alcaparras. Un momento de
cocción más y espolvorear con el perejil picado. Servir.
Esta receta se
presta para ser pintada con su imaginación: se pueden sustituir los
mejillones con camarones o langostinos pequeños, pelados y salteados
con aceite de oliva y luego volcados en la sartén como en el caso de
los mejillones. Lo mismo con carne de centolla, callos de vieras,
trocitos de atún en aceite. |
Natalio Ricardo Marengo
Quiero
presentarle a un amigo que trazó un rumbo irremediable en mi vida. Quizás yo, en
la de él.
Natalio Marengo nació en Buenos Aires y se radicó desde su adolescencia en Mar
del Plata. Los primeros años de su trabajo fueron dedicados al dibujo
publicitario y diseño industrial.
Con una ciudad donde la construcción desbordaba en nuevos estilos y en
servicios, desde el 1962 hasta al '99 se dedicó ininterrumpidamente a la
decoración, instalación de negocios y hoteles y diseño de muebles, realizando en
total 532 obras esparcidas principalmente en Mar del Plata, pero también en
Capital Federal, Pergamino, Balcarce, Tandil, Olavarría, Gral. Madariaga,
Pinamar, Maipú, Necochea, Bahía Blanca, Rosario y Santa Rosa.
Sus viajes, entre los años 1974 a 1984, visitando casi todos los países de
América y España, Francia e Inglaterra en Europa, profundizaron sus
conocimientos con valiosa documentación.
Entre sus actividades se cuenta la de docente en decoraciones, historia del
mueble e historia del arte. De columnistas en diarios y revista, de conferencias
y audiovisuales.
Varios premios a nivel nacional avalan una larga trayectoria dedicada al
trabajo, a la cultura y a la comunidad.
Sus libros son una fuente inagotable para la consulta sobre la historia de Mar
del Plata, personajes y hechos del Puerto y en particular del Club Náutico.
Publicados:
Desde la Bohardilla, 1990
Fábulas Elementales, 1991
De Cara al Mar, 1993,
Historias del Mar, 1999
Génesis, 2003
Guía de otra Mar del Plata, 2007
Mercado de Pulgas, 2010
Trabajos suyos figuran en las antologías "Letras de Oro 2007" (Buenos Aires);
S.A.D.E. 2000 (Seccional Atlántica) y "Amigos de la Palabra" (Mar del Plata
2007).
El Mercado de
Pulgas de la Plaza Rocha
Un paseo para
curiosear en el pasado de Mar del Plata, al menos durante los últimos 80
años.
El
origen se remonta cuando "el 12 de octubre de l993 se presentó a la
Municipalidad de Gral. Pueyrredón el primer pedido para la instalación de un
"Mercado de Pulgas" en la Plaza Rocha. El pedido fue denegado, pero se volvió a
insistir y el 15 de diciembre de 1993, con el apoyo de algunos concejales, el
Honorable Concejo Deliberante de Gral. Pueyrredón aprobó el proyecto.
El expediente comenzó
su lenta y penosa marcha y casi un año después, el 8 de diciembre de l994
fue aprobado por la ordenanza Nº 1622.
Nuevas demoras para la
convocatoria, evaluación y aceptación de los postulantes, hicieron que
recién el 3 de febrero de 1996 se inaugurara finalmente el Mercado que
contaba solo con 13 puestos, luego fueron 15 y hacia fin de mes se
completaron los 30 previstos en la primitiva ordenanza.
En los comienzos se
trabajaba de noche, pero sin luz. Los permisionarios debían proveer su
propia iluminación en base a velas, o elementos de gas, kerosene o pilas.
Tampoco se disponía del depósito en el subsuelo de la plaza que recién se
pudo habilitar el 13 de abril y que también carecía de luz.
Con el nuevo horario
solicitado, de 11 a 18, que se había adoptado a partir del 15 de marzo las
cosas mejoraron un poco, pero ya, a mediados de mayo, faltaba luz al guardar
a partir de las 18. Recién el 25 de mayo se consiguió colocar el medidor que
desde entonces provee de corriente al Mercado, la que es abonada por los
permisionarios.
Desde el mes de mayo
hasta fines de julio se intentaron diversas formas de cerramiento e incluso
se hicieron algunas pruebas, siempre a cargo de los permisionarios, pero
finalmente todo quedó en la nada.
Con respecto al
reglamento, este fue modificado varias veces, así como la elección de los
delegados que en un principio eran elegidos cada dos años junto con los
ayudantes y tenían la obligación de citar a una asamblea mensual. También el
horario y los días de apertura fueron variando y la inclusión de nuevos
puestos hizo que el Mercado, originariamente instalado sobre la calle XX de
Setiembre, desde Av. Luro hasta San Martín, se fuera extendiendo por ésta
última hacia 14 de julio. En cuanto a los días y horarios de apertura y
cierre, también fueron variando. En la actualidad la mayoría de los puestos
abren los sábados, domingos y feriados desde las 10 de la mañana hasta las 6
de la tarde y algunos lo hacen también los viernes.
Con respecto a la
mercadería que se ofrece, de acuerdo al reglamente debe ser usada y tener
por lo menos 30 años de antigüedad, aunque esto es muy relativo y no se
incluyen ropa ni productos alimenticios. Es posible encontrar algunos
objetos antiguos, monedas, billetes, postales, fotografías, etc. Pero
también toda clase de adornos, herramientas, discos, libros y accesorios de
todo tipo que hacen del lugar un paseo interesante."
En los últimos años se agregaron más
permisionarios, llegando en total a un centenar. También un día por semana, a la
mañana, un pequeño grupo de aficionados a la huerta y plantas ornamentales
expone y vende sus productos.
Texto
entre comillas de Natalio Marengo.
Julio de 2009
Mercado de Pulgas
de reciente publicación
Anécdotas sobre los feriantes del
Mercado de Pulgas de la Plaza Rocha, divertidas y de fácil lectura,
narradas por uno de los iniciadores
de la feria.
Reedición del libro Historia del Mar
En
este libro se revelan historias extrañas y poco conocidas sobre hechos reales y
bien documentados. En esta edición aumentada y corregida, se agregan historias
interesantes para los lectores que se apasionan por los relatos del mar, de
barcos y hombres fuera de lo común, y los muchos misterios que nunca han sido
resueltos.
Desde Mar del Plata, el autor nos presenta con seriedad entrevistas que el mismo
realizó a navegantes que han transitado por “su” puerto o se han quedado para
siempre allí, algunos muy conocidos y otros no tanto pero todos sorprendentes.
Natalio Marengo es un recopilador de relatos notables y mucho más que eso, ha
sido testigo presencial de algunos de los hechos que narra y de varios es el
protagonista: nos hace cómplices de su lejano primer crucero a Buenos Aires, a
vela pura, que duró seis días azarosos e inolvidables. Nos lleva en sus salidas
con la goleta Lorna, la misma que rebautizada Juan Domingo Perón para hacer
escuela náutica fue confiada al gran navegante solitario Vito Dumas quien,
paradójicamente con tripulación, la perdió en la costa del Brasil.
Marengo también tiene el raro privilegio de haber embarrancado en seco sobre
Playa Grande con un velero clase Grumete y de haberlo reflotado en el mismo día
con ayuda de los veraneantes. Nos cuenta ése y otros episodios con humor a
prueba de ataques de hígado.
En el puente de mando del Costa Allegra, Marengo le obsequiaba al
Capitán Bossi la primer edición de Historias del Mar
RESUMEN DEL CONTENIDO:
Prólogo a la segunda edición
Parte Primera:
Barcos, navegantes y naufragios
Los náufragos de la Mermaid
¡Eureka! La octava maravilla
Náufragos en Mar del Plata
Raimundo Villa, cruce del Atlántico en 1835
Una de cowboys... en el mar
Greenwich
El Cutty Sark
El ocaso de los grandes veleros
El extraño caso de James Johnson
Noticias de Nantucket
La decisión de Piedra Buena
El perro Wallace y el motín del Dreadnought
La goleta Edelweiss
Historia de un barco que hizo historia
El cuento de la urca
Las damas del mar
Esto ya es historia
La Tijuca
Willie y el Cristo Rey
Herencia marinera
La regata Whitbread en Mar del Plata
La balsa Atlantis
Exvotos marineros
Parte Segunda:
Los piratas
Una de piratas
Barbarroja y Barbanegra
Surcouf, pirata por amor
Las mujeres piratas
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Parte Tercera:
Los navegantes solitarios
Bernard Gilboy, un solitario del siglo XIX
Hans Zitt, un navegante solitario insólito
La vuelta al mundo de Dwight Long
John Schultz, al caribe en un barco de once dólares
Poon Lin, navegante solitario forzoso
Yoshiya Kataoka y otros que recalaron en Mar del Plata
El trágico destino de Axel Czuday
Barco chico, problema chico; barco grande, problema grande
Precisiones sobre Vito Dumas
Parte Cuarta:
Personajes del muelle
El Geronte Fabulador
Los neófitos
El amigo de confianza
Mi primer crucero Mar del Plata - Buenos Aires
¿Hígado? Metiogén
En los tiempos del sextante
Parte Quinta:
Misterios del mar
Mapas precolombinos de América
¡No maten a los albatros!
El correo del mar
La desaparición del Surprise
Sobre monstruos y otras yerbas
Calamares eran los de antes
Las serpientes marinas
Islas que desaparecen
El faro de los siete cazadores
Yo no creo en fantasmas, pero...
Fantasmas al timón
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Epílogo
Natalio Marengo, amante del mar y de los barcos, es asesor del Museo del Hombre
del Puerto de Mar del Plata e integrante del Gabinete Marplatense de Estudios
Históricos Regionales. Colabora en varias revistas especializadas y es autor,
además de la primera edición de Historias del Mar (1999); Desde la Bohardilla
(1990); Fábulas Elementales (1991); De Cara al Mar (1993); Génesis (2003); Guía
de otra Mar del Plata (2007) y Mercado de Pulgas (2009).
Nació en Buenos Aires, se radicó en la ciudad de Mar del Plata durante su
adolescencia y comenzó a navegar a los diecisiete años en el Club Náutico Mar
del Plata. Habitó varias décadas la bohardilla del primer edificio construido en
el puerto y que ha sido declarado patrimonio histórico.
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