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Los Monumentos y las Plazas

 

Fuente del Milenio con Plaza Colón al fondo

 

 

Monumento a Los Caídos en la Guerra de Las Malvinas

Cenotafio monumental de los primeros caídos

 

 

Monumentos a los Soldados Combatientes Caídos en Malvinas

Calle Córdoba entre Diagonal Alberdi y 25 de Mayo
Proyecto del Arquitecto Eduardo Lodi - Inaugurado el 16 de diciembre de 1986



El número 13 maneja el proyecto: 13 los caídos, 13 farolas aclaran las tinieblas, 13 metros la altura del mástil, 13 placas recordatorias, 13 plantas de olmo en las extremidades de las 13 alas que convergen en el centro del la llama votiva. Referente a estos árboles son e la especie "Ulmus Procera" iguales a los que Napoleón Bonaparte plantó en Paris al término de la Revolución Francesa por cada uno de los soldados muertos por la causa y es considerado el árbol de los soldados para que los restos descansen a sus sombras. La planimetría del monumento responde a una quinta fachada, tan promovida en el concepto arquitectónico de Le Corbusier, para que visto desde lo alto con una visión futurístico del transporte urbano se pudiera apreciar.
El proyecto de E. Lodi fue galardonado con el segundo premio, habiendo ganado la primera asignación el Arq. Roberto Martín. Pero al comenzar los trabajos de remoción del terreno se descubrió que el proyecto ganador era copia de un monumento existente en La Defense, Paris. El autor lo admitió y por lo tanto se adjudicó el premio y la realización al Arq. Lodi. La obra fue encomendada a José Gurrieri.

 

 

 

La fuente de la Plaza Rocha

 

El Juicio de Paris

En el centro de la manzana comprendida entre la calle Luro, Dorrego y 25 de Mayo, que hace parte de las cuatro de la Plaza Rocha, se emplaza la hermosa  fuente con la alegoría mitológica del Juicio de Paris.

Anteriormente y originariamente la estatuas se ubicaban en la curva de Cabo Corrientes.

Luego de muchos años, se despertó el interés de restaurarlas y se creó una fuente en la actual Plaza Rocha. Pero, no todos sus elementos volvieron al mismo lugar. Según el intelectual de turno, los elementos menores como el tritoncito tocando un corno fue a parar más tarde en la plazoleta Luis Borges, la columna con un águila sobrestante en la orilla interior de la vereda de Plaza España.

 

El juicio y el origen de la guerra de Troya

La boda de los padres de Aquiles.

El juicio de Paris da origen legendario al motivo con el cual se desencadenó la guerra de Troya narrada por Homero. Para eso tenemos que referirnos a las bodas de Tetis y Peleo, padres del héroe más grande de la contienda.  Tetis es una diosa del mar y Peleo un re, pero común mortal. El poeta romano Ovidio describe así el hecho:

“En efecto, el anciano Proteo había dicho a Tetis: “diosa del mar, concibe; serás madre de un joven que en sus años de fortaleza superará las hazañas de su padre y será llamado más importante que él”. Así pues, para que el mundo no tuviese nada mayor que Júpiter, aunque en su pecho había sentido unos fuegos nada tibios, Júpiter evitó la unión con la marina Tetis y ordenó a su nieto el Eácida que los sustituyera en sus deseos y que vaya a unirse a la doncella marina[…] Allí se adueña de ti Peleo, cuando yacías vencida por el sueño y, puesto que tú, pretendida con súplicas, lo rechazas, intenta la violencia anudando tu cuello con ambos brazos; y, si no hubieses recurrido a tus acostumbradas artes cambiando muy a menudo tu figura, él habría salido victorioso en su osadía; pero tú unas veces eras un ave (sin embargo, él sujetaba el ave), otras eras un pesado árbol: Peleo se adhería al árbol; la tercera forma fue la de una moteada tigresa: aterrorizado el Eácida soltó aquellos brazos del cuerpo. Y éste adora a los dioses del mar con vino vertido sobre las aguas con entrañas de ganado y con humo de incienso, hasta que el vate de Cárpatos le dijo desde la mitad del abismo: “Eácida, conseguirás la boda deseada; tú al punto, cuando descanse dormida en la helada cueva, sujétala sin que se dé cuenta con lazos y con una fuerte cadena. Y que no te engañe adoptando cien figuras, antes bien oprime tú cualquier cosa que sea hasta que vuelva a adquirir la forma que fue antes”. Estas cosas había dicho Proteo y escondió su rostro en el agua y lanzó sus olas sobre las últimas palabras. Titán estaba próximo al ocaso y ocupaba el mar Hesperio con el carro que había descendido, cuando la hermosa nereida, abandonando el mar, penetra en su acostumbrado lugar de descanso. Apenas se había adueñado Peleo de los miembros virginales, ella adopta nuevas formas, hasta que se da cuenta de que sus miembros están sujetos y sus brazos extendidos en diferentes direcciones; entonces por fin lanzó un gemido y dice: “Vences no sin la voluntad de los dioses”, y se mostró como Tetis. El héroe abraza a la que se declara vencida, y se adueña de sus deseos y la llena del gran Aquiles.”

 

La manzana de la Discordia

A las bodas de Tetis y Peleo habían sido convidados todos los dioses menos Éride, diosa de la Discordia, la cual se puso muy molesta y vengativa. Se presentó entonces durante el banquete y arrojó sobre la mesa una manzana de oro que habría de ser para la más hermosa de las presentes damas. Tres diosas Hera (Juno), Athenea (Minerva) y Afrodita (Venus),  súbitamente y salvajemente se disputaron la manzana alborotando la armonía de la fiesta. Tuvo que intervenir la máxima autoridad de los dioses, Zeus, padre e todos que decidió encomendar a un joven príncipe, Paris, hijo del rey Príamo de Troya, la azarosa determinación de seleccionar la diosa merecedora de la manzana.

Cada diosa empleó sus artes para inclinar la decisión del joven juez. Hera, esposa del mismo Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear; Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra, ofreció inmensa sabiduría; Afrodita (Venus) el amor de la más bella mujer de aquel tiempo. Paris  decidió elegir a Afrodita la cual facilitó el encuentro con Helena, esposa de Menelao rey de Esparta, en su palacio. Paris enamoró a Helena y la llevó a Troya.  La enfrenta a Menelao, hizo que el hermano Agamenón más por intereses expansionistas que de honor, reanudara un gran ejercito con la participación de reyes de otros estados y finalmente con una gran flota se presentó en las playas de la ciudad donde por diez años duró la guerra con la toma de Troya por astucia de Ulises.

El mito del Juicio de Paris, dio motivo a los artistas de retratar las tres diosas desnudas e idealmente hermosas para cada época.

 

En 1909 estuvo emplazada como farola en la inauguración del primer tramo de la explanada Sud.
A fines de 1938 fue llevada a Plaza España, dos sirenas
hacían pendant a sus costados,

En el catálogo de la Fundición Val d’Osne, figura:
Naissance de Vénus
Sculpteur : Moreau Mathurin
Haut : 2,400 m
Larg : 1,120 x 1,120 m
Poids : 1 535,00 kg

 

 

El tritoncito de la Plazoleta Borges (La Rioja y San Martín)

 

 

La fuente de la Plaza San Martín

En remplazo de un horroroso adefesio, la nueva fuente no tiene muchas pretensiones, pero cae bien...

 

 

 

Los perros

de la Plaza San Martín de Mar del Plata

 

Fundidos por Antoine Durenne en Sommovoire, obra del escultor francés Camille Gaté.

Los perros pertenecen a la raza Gran Bleu de Gascuña.

 

 

 

 

Sobre el costado izquierdo del perro de pie se nota, con un poquito de esfuerzo, una G, inicial del apellido del escultor.

 

 

 

El perro de la Plaza San Martín

En el sector de la plaza San Martín, entre la calle Luro, San Luis, Mitre y 25 de Mayo y por el lado de ésta, se encuentra posado sobre el terreno la reproducción en mármol de un perro de raza molosa, una raza de perros que en su estado original hoy no existe más: las hay parecida como el moloso romano, el moloso napolitano, el dogo, en algo el rottweiler, el mastín y algunos más.

Tenemos noticias del perro moloso en la antigua Grecia y en Roma antigua, si bien se dice que Alejandro Magno fue quien adoptó este perro descubierto en su conquista hacia el oriente de Asia, como perro de guerra de ataque, pues por su tamaño y alaridos aterrorizaban más al enemigo que las espadas o lanzas de los mismos. Alejandro tenía el suyo de nombre Periles, caído en combate y honrado como el mejor de los héroes. También los asiros, galos y unos guiaban sus molosos hacía cruentas batallas. Recientemente se piensa que fueron los fenicios que lo introdujeron en la isla británica, de ahí el mastiff o mastín inglés. El moloso entre los bretones fue empleado como perro de combate contra toros y fiel compañero de guerra, un verdadero y propio soldado, ala y frente de ataque de tropas y conquistadores.  

Perro Moloso en Linares - Chile  Plaza de Armas esquina SEUno de los molosos de Carlos V de España vestía directamente una armadura. En la conquista de Jamaica y Florida los enfrentaban a la población indígena.

En la era moderna, tropas como las italianas, alemanas, inglesas y de otros países, los adoptaron como mascotas, siempre con el fin de inculcar respeto o temor. Hasta tenían un rango en los ejércitos. Hay muchas leyendas heroicas sobre ellos.

Las copias de los perros como el de la Plaza San Martín tienen origen de dos piezas que representan a dos ejemplares de perros molosos con fecha en las últimas décadas de siglo III expuestos en la Galleria degli Uffizi en Florencia.  También hay copias en los Musei  Vaticani.

En el 1558 Sebastiano di Re grabó dos perros molosos aparecidos en una excavación junto al Tiber a la izquierda de la Via Vitellia, ahora en la casa del Cardenal Ilmo y Revdmo Vitellium donde se pueden ver y con la presunción que conocía dibujos realizados del natural de las replicas romanas. El grabado se realizó dos año después el descubrimiento.

En España, en el Palacio de Ayete, en San Sebastián, construido en 1878 para los duques de Bailén por el arquitecto francés Adolfo Ombrecht hay dos ejemplares. Desde el 1887 fue utilizado como residencia de verano de los reyes Alfonso XIII y María Cristina. El ayuntamiento lo compro en 1939 para ofrecérselo al General Franco con el mismo propósito y que en efecto lo utilizó hasta el 1975. Ahora es palacio de recepciones. En la fachada principal, a cada lado de la escalinata están emplazados dos esculturas que representan al perro moloso, uno espejo del otro. Aparentemente iguales, pero presentan variantes en la postura de la cabeza y de la cola, para conseguir la simetría que requiere su colocación en un espacio arquitectónico, única diferencia con las italianas.

En Linares, Chile, hay una copia en la Plaza de Armas, sobre la esquina SE de la vereda.

En todas estas esculturas el perro moloso se representa en actitud de reposo, descansando sobre los cuartos traseros, plegando las piernas. La conformación de la cabeza presenta una dimensión equivalente a dos tercio de la anchura de los hombros. La mandíbula es poderosa y robusta. El hocico cuadrado amplio y profundo. La boca entreabierta muestra afilados dientes. La orejas tienen un arranque alto y sin pliegues. Los ojos, redondos y atentos, son situados en posición baja. Los hombros tienen una amplitud ligeramente superior a la caja torácica, fuertes y musculosos, con escápulas anchas orientadas hacia abajo. El cuello potente y musculoso con ligera melena a modo de collar. El lomo fuerte y corto. El tórax profundo, bien moldeado, con costillas visibles. La cola gruesa en la base, larga y acabada en punta. Las patas muestran huesos redondeados y fuertes. La piel gruesa y sin pliegues, bien ceñida al cuerpo excepto en el cuello y tórax. Las líneas prominentes de las venas y tendones dan una impresión de fuerza.

 

 

 

 

 

Los Leones de la Plaza San Martín

Las esculturas de dos leones ubicados al costado del calendario de la plaza San Martín, frente a la Catedral, son copia de los que pertenecen al monumento funerario a Clemente XIII, en la Basílica de San Pedro del Vaticano por obra de Antonio Canova, el Fidias italiano.

El monumento con las típicas exigencias de la cultura iluminista y neoclásica está consagrado a la memoria del difunto papa Clemente XIII (1758-1769), el veneciano Carlo Rezzonico, de una personalidad amable y caritativa sobre la cuales basó su pontificado de buen pastor y no como un político o diplomático.

El sepulcro está concebido según el esquema clásico de tres planos superpuestos. Sobre el primer nivel se apoyan dos figuras alegóricas: dos leones, símbolo de la fuerza, y que protegen la puerta de acceso al sepulcro, luego el genio de la muerte y la figura femenina con una cruz en la mano como símbolo de la Religión.

En el segundo nivel está el sarcófago. En el tercero la estatua del papa en una pose de humildad y arrodillado y rezando, con la tiara papal (triregnum), símbolo del poder, puesto al suelo.

La fama adquirida por estos bellísimos leones canovianos estimularon réplicas de los mismos, algunas de muy buena calidad, realizadas en bronce, mármol, caliza, etc., en los más diversos lugares del mundo, entre otros, en la plaza del mercado de Aylesbury, capital del condado de Buckinghamshire (Reino Unido), en el acceso a la iglesia de San Miguel en el cementerio del Vantiniano en Brescia (Italia), en Chatsworth House, el fabuloso palacio de los duques de Devonshire (Reino Unido), en la Corcoran Gallery of Art en Washington DC (Estados Unidos), en el Cypress Lawn Cemetery (Colma, California) en el Santuario de Covadonga (Asturias) y, finalmente, en Santurtzi. Y por qué no, en Mar del Plata.

 

 

 

 

 

 

La Fuente de la Plazoleta de las Provincia Argentinas.

 

 

 

 

 

 

La Diana Cazadora de la Plaza Mitre. La baigneuse de Falconet.

 

 

 

 

 

La sirenita hacía parte, junta con otra, de un fuente del Paseo Gral. Paz

La Diana Cazadora salió de la misma fundición que las estatuas del Juicio de Paris.

La crátera de la Plaza San Martín. La Baignese de Falconet.

 

 

 

La Crátera de la Plaza San Martín

 

Hemos visto esta copia de crátera llena de tierra y colgando con plantas suculentas como un gran florero. Me alegro que últimamente está vacía gracias a la reciente restauración y profesionalidad de parte de Costanza Addiechi.

Este tipo de vasija en formato manejable se empleaba en la Grecia y Roma, para ser llenada de vino y agua y servir en copa con un cucharón, al mejor estilo de un ‘party’ yanqui. El ejemplar puesto en la Plaza San Martín es una copia no tan fiel del ‘Vaso Medici’, una monumental crátera marmórea, esculpida en Atenas en el I siglo A.C. no tanto para servir brebajes, sino como ornamento de jardín. La copia romana de la griega, hacía parte de la colección de antigüedades de Villa Medici en Roma, aparecida en un inventario en 1598. Desde 1780 se encuentra en el museo ‘La Galleria degli Uffizi’.

De gran tamaño mide 1.73 de alto y 1,35 de diámetro. La parte alta inferior convexa está decorada con hojas de acanto y el pie con ‘baccellature’. Al costado en la parte baja, de lados opuestos se encuentran dos duplas de cabezas de sátiros y desde donde salen las asas, estás en la copia puestas mediante encastres, faltan o se han perdido.

Los frigios parecen representar a los reyes griego reunidos en Delfos antes de la guerra de Troya, mientras que la figura femenina sentada sobre el suelo al pie de una estatua de Artemisa, (diosa de la caza, la misma de la plaza Mitre con el nombre romano de Diana), sería Ifigenia, hija de Agamenón y Clitemnestra.

 

 

   

 

 

La India de José Alonso

 

 

 

 

 

 

Se busca al escultor

El monumento a Colón en la plaza homónima, posiblemente uno de los más antiguos emplazados en Mar del Plata sin que haya sido movido con o sin pedestal de su ubicación original. El día de su inauguración en febrero de 1900 (posiblemente el 10) se dispersaron al aire todos los discursos de los patrocinadores y autoridades del momento. Del escultor, ni la remota referencia. No figuró, ni figura grabado en ninguna parte del monumento. Puede pensarse que fue adquirida ya hecha y traída desde alguna parte lista para su colocación. Es un Colón que no señala el nuevo mundo, ni muestra cruz alguna,  ni bandera. Deteriorado y maltratado, ahora, sólo piensa...

 

Mar del Plata, 12 de octubre de 2010

 

 

 

La copia del acta de la piedra fundamental del monumento dice:

 

"En Mar del Plata, a 12 de octubre del año mil ochocientos noventa y dos, se reunió el pueblo de Mar del Plata en la Plaza Colón, con el fin de colocar la primera piedra del monumento a erigirse en la plaza del mismo nombre, en honor al ilustre Almirante genovés Cristóbal Colón, de lo que damos fe los abajo firmados.

Siendo padrinos el señor vicecónsul español Dr. José Adrán Botana, el señor Agente Consular Italiano señor Victorio V. De Nicolini y el señor Intendente Municipal don Clemente Cayrol, siendo representado este último por el señor B. Goñi." Siguen más firmas.

 

 

 

 

 

La medalla conmemorativa de abajo aclara finalmente el día de la inauguración:

 

 

Inauguración de la Estatua de Colon en Mar del Plata – Febrero 18 1900. Autor Bellagamba y Rossi.

Diámetro: 30 mm. Colección de Enrique Mario Palacio.

 

 

 

La Plaza Colón hoy

 

 

 

Finalmente y cuando peligra su permanencia por sustituirlo con la estatua de Colón que se encontraba erigida, ahora acostada y en espera,  detrás de la Casa Rosada, ha aflorado el nombre del escultor gracias a la perseverancia de un amigo: Luis Salvador Verona. Posiblemente el frente de la base y la misma estatua han sido limpiados de los musgos y de los improperios en aerosol que recibe todo el tiempo. De toda manera, el primer monumento conmemorativo después de la fundación de la ciudad en 1874, tiene identificado al escultor que lo realizó: Cesare Lapini, florentino 1848 - 1898.

 

Foto de Luis Salvador Verona tomada el 5 de junio de 2013

 

(...)Dentro de un  grupo de magníficos escultores figurativos de Italia se destaca Cesare Lapini (Florencia, 1848- 1898), cuyas obras aún marcan una época dentro de los artistas del mármol, ya sean piezas alegóricas, copias de clásicos y, por encima de todo, bustos.
Estos bustos de Cesare Lapini (o César Lapino) se han vendido y comprado siempre con gran éxito, junto con otras obras de sus contemporáneos en galerías de Florencia al principio, y de todo el mundo después. Artista de la aristocracia y la realeza, sus obras pasaron a ser deseadas por los burgueses ricos de Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Francia y Estados Unidos.
Césare Lapini estuvo,  según los especialistas, influenciado por el del escultor neo-clásico Antonio Canova (1757-1822). Tuvo mucho éxito tras exponer una serie de esculturas en la ‘Esposizione Generale Italiana di Torino’ en 1884, con piezas como “Sorpresa” o “Il primo bacio”, que también se volvieron a exhibir en Roma en 1888.
Lapini era ampliamente admirado por la delicadeza y el refinamiento de su técnica,  la pátina fina y la calidad emocional con la que impregnaba toda su obra figurativa, sobre todo sus afamados bustos,  clásicas del arte antiguo..
La mayoría de sus piezas están actualmente en manos de colecciones privadas, por lo que no es fácil ubicarlas ni poder disfrutar de ellas, a menos que podamos permitirnos este caro capricho del arte.
Hoy en día, aún es posible acceder a alguna de sus esculturas en las grandes casas de subastas, aunque siguen siendo piezas muy raras y difíciles de conseguir, pues son muy deseadas por coleccionistas de alto nivel."

 

 



Fuente:
Artistas del mármol: Cesare Lapini. http://actualidad.notizalia.com/antiguedades/artistas-del-marmol-cesare-lapini-los-bustos-mas/

 

 

Algunas obras de Cesare Lapini

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El laurel de la plaza San Martín

 

No es un monumento, sin embargo tendría que parecerlo. Pasa desapercibido a los ojos de millones de turistas y marplatenses recorriendo la vereda donde a pocos metros yacen unos restos del mismo todavía buscando de sobrevivir a la historia de la ciudad y a la negligencia de quienes deberían saber de que se trata, al menos esencialmente como planta. Y no, hasta se lo está tratando como un ligustro y parecerlo, impidiendo que sus ramitas tomen la vía del cielo, del sol, de la vida.

Me refiero al laurel que estaba plantado en la quinta de Olegario Pedro Luro (hijo del Vasco Pedro Luro) y trasladado al construirse el A.C.A. en la manzana de Colón y Santa Fe a la plaza San Martín, frente a la calle San Luis entre San Martín y Luro. El espacio entre los dos rebrotes ha servido como depósito de restos de refacciones vecinas. Los invito a visitarlo para darle un poco de ánimo.

 

 

Sábado Memoli, jardinero de Luro. Foto originaria de Roberto Memoli    El laurel de Olegario Luro buscando sobrevivir

 

Ya no está con nosotros.

 

Hoy 22 de noviembre de 2015, en un día de renovación democrática, paseando por los perímetros de la Plaza San Martín, me encontré con la penosa constatación que el ya maltratado Laurel había inadvertidamente desaparecido. Pocos sabían de sus origen, a pocos nada les importaba su presencia. No bastó su piadosa y humilde fuerza de renacer, hacerse otra vez fuerte y ser parte de la historia de Mar del Plata que también como planta podía haber contado.

 

Era un laurel y lo trataban como un ligustro, con todo respecto para el ligustro. Era un laurel que quería ascender por los cielos y le recortaban las alas. El humano lo borró de la faz de la tierra: ahora no tiene que luchar más con la impertinente naturaleza del hombre.

 

 

 

La comisión permanente de homenaje al Dr. René Favaloro con la presidencia del señor Alberto Materia inauguró:

 

El merecido monumento

al pionero de la medicina cardiovascular en Argentina

 

 

 

 

 

Monumento a Astor Piazzolla

 

 

 

 

 

 

 

La alimentación de los indígenas de las lagunas y sierras al noroeste de la futura ciudad de Mar del Plata, que pacíficamente se convirtieron al cristianismo por la acción misionera de los padres Falkner, Cardiel y Strobel, se componía principalmente de piezas de cacería. Abundaban entonces las mulitas, especie de armadillo autóctono de la zona. Muy fácil para asarlo y muy apreciada su carne.

 

Mulita a la parrilla, al horno o al horno de barro  -  Hay varios tipo de mulitas, aquí entendemos la mulita común, la dasypus septemcinctus. Es el más común de los armadillos, es poco cavadora por sus débiles uñas y es propio de los montes y zona abierta con árboles. También el peludo, Chaetophractus villosus, tiene mucha chance de terminar asado. Algo más robusto que la mulita, cava agujeros en suelo flojo, alimentándose de insectos subterráneos y carroña.

Ingredientes - 1 mulita, 2 dientes de ajo, 1 cucharada de perejil picado, 1/2 cucharada de ají molido, 1 ramita de romero fresco o seco, varios chorros de aceite, un chorro de vinagre, sal.

Preparación - Le toca al cazador generalmente encargarse de desviscerar y limpiar la mulita y despejar los costados adheridos al caparazón, de este modo puesta en una fuente, con todos los condimentos mencionados se deja macerar una noche entera al fresco o en heladera. Se cocina a la parrilla o a horno moderado con la parte del caparazón abajo y dos palitos de madera cruzando a lo largo y ancho el mismo para que la cocción no lo arrugue. Una vez asada se deja descansar unos diez minutos, pudiendo comer la carne sea caliente, o fría como fiambre, con una salsita tipo provenzal.

 

  


 


 

El Caparazón de la mulita es empleado como caja de resonancia del instrumento de cuerda llamado 'Charango'.

 

 

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Última modificación: 25 de mayo de 2019 12:54 -0300